sábado, noviembre 15

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Apenas vi que un ojo me guiñaba la vida le pedi que a su antojo dispusiera de mi, el me dió las llaves de la ciudad prohibida yo, todo lo que tengo, que es nada, se lo di
Asi creci volando y volé tan deprisa que hasta mi propia sombra de vista me perdió, para borrar mis huellas destrocé mi camisa, confundi con estrellas las luces de neón.
Hice trampas al póker, defraudé a mis amigos, sobre el banco de un parque dormi como un lirón, por decir lo que pienso sin pensar lo que digo mas de un beso me dieron y más de un bofetón. Lo que sé del olvido lo aprendi de la luna, lo que sé del pecado lo tuve que buscar.